miércoles, 27 de febrero de 2008

Animación por ordenador

En la animación tradicional el lapicero y el arte del dibujante era una herramienta muy flexible.
El ordenador no es una herramienta tan flexible.
Algunas de las técnicas más comunes:
*Rotoscopia: Consiste en capturar un movimento real, y utilizar esa información para desarrollar un movimiento animado por ordenador.
*Animación paso a paso: Consiste en definir manualmente uno a uno los fotogramas, por ejemplo, en la animación a plástilina, se usa este método.Esta técnica es muy lenta y se usa para pequeñas animaciones.
*Animación por cotas:Se toma uno de los fotogramas indispensable y se deja que el sistema genere los otros movimientos mediante el método de interpolación.
*Animación procedural:Se describe el movimiento de forma algorritmica, para movimientos sencillos es una buena opción pero para movimientos complejos es mejor optar por otra alternativa.

La animación tradicional a menudo describe movimientos imposibles en la realidad.
La cinemática estudia los movimientos con independencia de las fuerzas que lo producen.

Peliculas famosas animadas por ordenador:
-Shrek
-Nemo
-Transformers( por partes)
-....etc

martes, 12 de febrero de 2008

El cine estadounidense Contemporáneo

Los cambios que se aprecian en las películas de finales de los sesenta son suficientes para que el Hollywood clásico entienda que no queda nada de las peliculas clasicas. Los productores tienen otro estilo, los directores se adentran plenamente en el negocio audiovisual, los actores demandan mayores honorarios, el consumo del cine ya no es en la sala o a través de la televisión, pues el vídeo ofrece otra ventana de comercialización. La tecnología avanza tan rápido que revoluciona el concepto creativo cinematográfico y ya, a finales del siglo XX, se ruedan películas en vídeo digital.

A partir de 1975 el cine estadounidense entra en la nueva era que va a estar dominada por los blockbusters, es decir, por la rentabilidad inmediata en taquilla de una película. Desde Tiburón (1975), de Steven Spielberg, hasta Spiderman (2002), de Sam Raimi, Hollywood va a estar pendiente de la ventas de entradas en el primer fin de semana.

Esta nueva idea del negocio la consolida George Lucas cuando dirige La guerra de las galaxias (1977), todo un fenómeno cinematográfico que se transforma en otro sociológico y de mercadotecnia. En este sentido también sorprende el éxito de Titanic (1997), de James Cameron, de The Matrix (1999), de Larry y Andy Wachowski, o los éxitos de El señor de los anillos. La comunidad del anillo (2001), de Peter Jackson, y Harry Potter y la piedra filosofal (2001), de Chris Columbus. Pero los grandes éxitos no pueden ocultar otras fracasos; quizás los más sonados fueron los de La puerta del cielo (1980), de Michael Cimino, y Waterworld, el mundo del agua (1995), de Kevin Reynolds.

El cine del último tercio del siglo XX fue básicamente espectáculo, producciones que supieron aprovechar el tirón de series impulsadas por Steven Spielberg y un grupo de directores que fueron consolidando su carrera a su sombra en películas diversas (En busca del Arca perdida, 1981; Regreso al futuro, 1985; Parque Jurásico, 1993; Los Picapiedra, 1994; Forrest Gump, 1994 ; y mucho cine de animación: ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, 1988; Antz/Hormigaz, 1998; Shrek, 2001).

Espectáculo muy vinculado a las historias catastróficas (desde Aeropuerto, 1970, hasta Armageddon, 1998), al cine de terror sorprendente, paranormal, llegado del espacio (El exorcista, 1973; Poltergesit, fenómenos extraños, 1982; Alien, el octavo pasajero, 1979; El sexto sentido, 1999), la comedia e historias de terror juvenil (American graffiti, 1973; Scream: vigila que alguien llama, 1996; el proyecto de la Bruja de Blair, 1999), el cine bélico, histórico y político (Patton, 1970; Apocalypse Now, 1979; Salvar al soldado Ryan, 1998; Black Hawk derribado, 2002), la comedia familiar, romántica y disparatada (Solo en casa, 1990; Algo pasa con Mary, 1998; El diario de Bridget Jones, 2001; Aterriza como puedas, 1980; Loca academia de policías, 1984).
Las nuevas herramientas tecnológicas, los nuevos hábitos de consumo de productos audiovisuales conducen a que el mundo del cine indague en todo lo que tiene que ver con la electrónica, la realidad virtual, la televisión, Internet y el mundo del videojuego. Desde Tron (1982), de Steven Lisberger, hasta El show de Truman (1998), de Peter Weir, eXistenZ (1998), de David Cronenberg, y The Matrix (1999), de los hermanos Wachowski, son tanto los temas de actualidad que se convierten en cotidianos a través de las historias que se construyen para el cine. Además toda la tecnología permite realizar a través de ordenador las nuevas producciones de animación que abordan diversos Estudios (Disney, Fox, Pixar, Dreamworks, etc.).
Toy Story fué la primera pelicula animada completamente por ordenador
Frente a todo este despliegue de fuegos artificiales, el cine tradicional consigue encontrar su hueco. Directores clásicos como Billy Wilder o Robert Altman, y otros intermedios como Francis Ford Coppola, William Friedkin, Woody Allen o Clint Eastwood, trabajan activamente al lado de otros más jóvenes y renovadores como Jim Jarmusch, Tim Burton, Steven Soderbergh y los hermanos Coen. Y todos ellos, dan entrada a las nuevas estrellas cinematográficas como Tom Cruise, Julia Roberts, Jodie Foster, Kevin Costner, Arnold Schwarzenegger, Harrison Ford, Sylvester Stallone, Sharon Stone, Brad Pitt, Bridget Fonda o George Clooney, entre otros muchos; el más vivo retrato del nuevo Hollywood.

El cine estadounidense de los 60

La sociedad estadounidense comienza a sentir la fuerza de una generación que busca abrir nuevos caminos reivindicativos de una nueva convivencia que se proyectan en los intereses culturales, creativos y vivenciales. La industria del cine, en gran medida, también siente cómo el interés de los espectadores por las películas que produce está provocando que sus cimientos se resientan. La televisión y otros modos de entretenimiento provocan que determinadas superproducciones tengan difícil su amortización. El cine estadounidense ya ha sentado bases en Europa, produciendo numerosas películas en Gran Bretaña, Italia y España. Los géneros todavía conservan la esencia que les ha definido como tales. Las comedias tienen de protagonistas a Rock Hudson y Doris Day (Un pijama para dos, 1962, de Delbert Mann), a Peter Sellers (El guateque, 1968, de Blake Edwards) y, especialmente, a Jerry Lewis (Lío en los grandes almacenes y El profesor Chiflado, 1963, de Frank Thaslin y el propio Lewis), aunque la presencia del maestro Billy Wilder sigue marcando las diferencias (El apartamento, 1960, con Jack Lemmon; Uno, dos, tres, 1961, con James Cagney) El musical aborda temas relacionados con el mundo juvenil y familiar (West Side Story, 1961; Sonrisas y lágrimas, 1965, de Robert Wise) y comienzan a surgir con más frecuencia las películas que aprovechan el tirón popular de los nuevos grupos musicales jóvenes, como los Beatles, para producir historias como ¡Qué noche la de aquel día! (1964), de Richard Lester. El cine de terror alcanzó algunos de sus momentos más memorables con películas como Psicosis (1960) y Los pájaros (1963), de Alfred Hitchcock, Repulsión (1965) y La semilla del diablo (1968), de Roman Polanski, y La noche de los muertos vivientes (1968), de George A. Romero. El western continúa dando historia con gran fuerza y efectividad como Los siete magníficos (1960), de John Sturges, y El hombre que mató a Liberty Balance (1962), de John Ford. No obstante, la reflexión sobre el hombre en el más amplio sentido de la palabra se impone en trabajos tan diversos temáticamente como El prestamista (1965), de Sydney Lumet, La jauría humana (1966), de Arthur Penn, Danzad, danzad, malditos (1969) , de Sydney Pollack. Las nuevas vías creativas, desde un ámbito independiente y solapado con las iniciativas de los grandes Estudios, quedan reflejados en varias películas que cierran la década: El graduado, de Mike Nichols, Cowboy de medianoche, de John Schlesinger, -con sendas magistrales interpretaciones de Dustin Hoffman, y Bonnie y Clyde, de Arthur Penn, y que de alguna manera permanecen en la memoria colectiva como iconos de un momento socio-cultural de gran relieve. En cualquier caso, se consolida un cuadro artístico apoyado en actores como Jack Lemmon, Walter Matthau, Paul Newman, Robert Redford, Clint Eastwood, y actrices como Faye Dunaway, Shirley MacLaine, Barbra Streisand, entre otros, que sirven de transición entre la estrellas maduras y los jóvenes que va a irrumpir en la década siguiente. Mucho más allá de las trayectorias personales de directores consagrados y de los nuevos creadores, se dieron otras líneas mucho más marginales que se englobaron bajo la denominación "Cine independiente americano",corrientes de vanguardiaque quisieron romper con las temáticas tradicionales.

A continuación veremos un famoso fragmento de la pelicula Psicosis:

El cine estadounidense de los años 40 y 50

La década de los cuarenta se inicia con una auténtica bomba creativa: la película Ciudadano Kane (1940), dirigida por Orson Welles, que rompió muchos esquemas desde el punto de vista visual y narrativo. Estos años estuvieron marcados por la producción de películas de "cine negro", con excepcionales aportaciones en obras como El halcón maltés (1941), de John Huston, con Humphrey Bogart; Casablanca (1942), de Michael Curtiz, con una pareja protagonista inolvidable: Ingrid Bergman y Bogart; Laura (1944), de Otto Preminger, con Gene Tierney y Dana Andrews; y Gilda (1946), de Charles Vidor, con Rita Hayworth y Glenn Ford. Fueron años de gran variedad temática y de excepcionales interpretaciones. Se puede hablar de Charles Chaplin (El gran dictador, 1940), de John Ford (Las uvas de la ira, 1940, con Henry Fonda), de William Wyler (La carta, 1940; La loba, 1941; las dos interpretadas por Bette Davis) y de George Cukor (La costilla de Adán, 1949, con una pareja sorprendente: Spencer Tracy y Katharine Hepburn). Además encontraron un hueco en la programación aquellas historias más humanas y evangelizadoras como Siguiendo mi camino (1944), de Leo McCarey, con Bing Crosby, los musicales como Escuela de sirenas (1944), de George Sydney, con la famosa Esther Williams, westerns como Duelo al sol (1946), de King Vidor, con Gregory Peck y Jennifer Jones, Pasión de los fuertes (1946), de John Ford, con Henry Fonda, Linda Darnell, No obstante, el cine estadounidense de los cuarenta se vio delimitado en su producción por la entrada del país en la Segunda Guerra Mundial, que impulsó el cine de propaganda desde el documental y el cine de ficción, en películas en las que el heroísmo del soldado estadounidense quedaba bien destacado . Hollywood produce mucha ciencia-ficción influenciado por la literatura de la época y por la tensión de la "guerra fría" entre las dos superpotencias (Ultimátum a la tierra, 1951, de Robert Wise; El increíble hombre menguante, 1957, de Jack Arnold). Y también, comedias (Con faldas y a lo loco, 1959, de Billy Wilder), melodramas (Obsesión, 1954, de Douglas Sirk), historias de ambiente juvenil (Rebelde sin causa, 1955, de Nicholas Ray) y mucho cine de entretenimiento que llega con las superproducciones (Los diez mandamientos, 1956; Ben-Hur, 1959, de Wyler) que acomete la industria estadounidense para intentar atraer a la sala al público que durante estos años vive más pendiente de la televisión y del esparcimiento social.
A continuacion mostramos dos imAgenes de Casablanca y dos de Ben-Hur:
Casablanca





Ben-HuR






sábado, 9 de febrero de 2008

El cine estadounidense de los años 20

Después del aprendizaje que muchos directores tuvieron a lo largo de los años diez, no debe resultar llamativo el hecho de que a lo largo de los años veinte dirigieran algunas de las películas más importantes, llamativas y sorprendentes de sus respectivas carreras y de la Historia del Cine.Charles Chaplin hizo famoso su personaje de "Charlot" gracias a la caracterización que se convertiría con el tiempo en uno de los iconos más recordados. Si ya fueron importantes películas como El vagabundo (1915), El inmigrante (1917) y Armas al hombro (1918), desarrolló sus fundamentales argumentos temáticos en El chico (1921) y La quimera del oro (1925). Harold Lloyd, por su parte, también después de un dilatado aprendizaje alcanzó su mayor gloria con el desarrollo de "gags" y situaciones muy divertidas en películas como El estudiante novato (1925), El hombre mosca (1926) y Relámpago (1928). Buster Keaton se caracterizó por un rostro inexpresivo (lo que provocó que se le llamara "cara de palo") y el tener que enfrentarse a un mundo que se rebelaba a cada instante ante lo que hiciese. Además del cine cómico, la industria estadounidense abordó otros temas, dando origen a una serie de líneas de producción que se denominarían géneros.El cine estadounidense se benefició a lo largo de estos años de la presencia de numerosos directores y técnicos europeos que decidieron probar fortuna en su industria.
El Estudiante Novato